“En la adolescencia, nuestros hijos experimentan grandes cambios físicos, hormonales y emocionales. Modifican sus necesidades, intereses, prioridades, y para algunos asearse simplemente no es importante; prefieren tener más tiempo para jugar, conversar con sus amigos o salir. Incluso empiezan a perder interés por cosas que antes les gustaban”, destaca la Mag. Mary Castro, psicóloga de nuestra clínica, quien nos brinda valiosas recomendaciones respecto a este tema:
- Mantén la calma, así evitarás conflictos mayores al intentar por todos los medios que tu hijo se bañe. Será mejor conversarle sobre la importancia de ducharse, explicarle que la higiene puede prevenir el desarrollo de diversas infecciones y que en la adolescencia el cuerpo pasa por una serie de cambios. Por ello, el “echarse colonia para disimular el olor corporal” no funciona y hay que bañarse.
- Evita las etiquetas. No uses adjetivos para calificar su falta de higiene, pues puede dañar su autoestima y confianza. Recuerda que está en una etapa de su vida por la que todos hemos pasado, y no es bueno catalogarlos por los cambios temporales que están experimentando.
- Establece una rutina de actividades. De este modo, el momento del aseo solo será una de las cosas que tu hijo debe hacer a lo largo del día, y no sentirá que es lo único que deseas que haga. Puedes preguntarle si prefiere bañarse en la mañana para ir fresco al colegio, en la tarde después de clases para recargarse de energía, o en la noche, para relajarse y dormir profundamente.
- Proponle cambios paulatinos. El objetivo será incrementar poco a poco la cantidad de veces que tu hijo debe bañarse a la semana. Establezcan acuerdos, explicándole las medidas a tomar en caso de que no los cumpla, así como la importancia de respetarlos y de cumplir con su palabra.
- Hazle seguimiento y monitoréalo. Pues, al ser un adolescente, es normal que pueda ser inestable o no tenga la perseverancia suficiente. Apóyalo en todo momento, alentándolo en el proceso de cambio.
Recuerda:
Pueden ser varios los motivos por los que un púber decide no ducharse a diario. Desde pereza y rebeldía, hasta depresión. Por ello, será importante observar su estado de ánimo, ya que un descuido en sus hábitos de higiene y arreglo personal pueden ser síntomas de baja autoestima. En estos casos, se recomienda buscar ayuda profesional para brindarle el soporte emocional y orientación que requiera.
Mag. Mary Castro
Psicóloga de la Clínica Ricardo Palma