El compañerismo es la capacidad de poder ser atentos, generosos y comprensivos con los demás. Esta actitud, aunque aflora de forma natural en muchas personas, se puede cultivar desde la niñez. De esta manera, el pequeño establecerá relaciones sociales más satisfactorias en la adolescencia y vida adulta. O, por el contrario, su ausencia le generará grandes conflictos en los espacios donde se desenvuelva

Carmen Bravo de Rueda, psicóloga de la Clínica Ricardo Palma, sostiene que “un niño puede tener amigos preferidos, pero debe llevarse bien con todos y para eso necesita de la guía de sus padres”

Consejos:

• Enséñale a compartir: Establece juegos en el que comparta sus cosas con un amiguito o hermano. Entenderá que parte de la diversión es cederlo
• Da importancia a la cooperación antes que a la competencia
• Demuéstrale que el trabajo en equipo rinde mejores frutos
• Ponlo en el lugar de sus compañeros: Si se ríe porque un amiguito se cayó, pregúntale cómo se sentiría si hubiera sido él quien se tropezaba. Reflexionar lo volverá más solidario
• Resáltale que dar las gracias, pedir “por favor”, devolver el saludo son gestos que promueven la colaboración

Dra. Carmen Bravo de Rueda
Psicóloga de la Clínica Ricardo Palma