La infancia es un período clave para empezar a promover una alimentación saludable a futuro. Si un niño es bien alimentado, se contribuirá a su desarrollo físico, cognitivo y a una buena salud. “Una consecuencia del déficit de micronutrientes es que los niños sean más propensos a tener problemas de salud y desarrollen enfermedades infecciosas, las cuales se presentan de forma reiterativa, pues estas carencias tienen un impacto significativo en su sistema inmunológico», señala la Lic. Karen Velásquez, nutricionista de nuestra clínica, quien nos brinda mayor orientación sobre este tema.

¿En qué etapa puede producirse el déficit de micronutrientes en los niños?

Se puede iniciar en la etapa donde los bebés empiezan a ingerir alimentos semisólidos y/o sólidos. Más adelante, consumen los alimentos de la olla familiar, y es aquí donde pueden cimentarse los problemas, pues se suele pensar que los niños pueden comer de todo y terminan consumiendo alimentos altos en calorías, azúcares y grasas que no les proporcionan los micronutrientes necesarios.

¿Qué micronutrientes necesitan los niños?

En general, es importante que todos los micronutrientes estén presentes en el régimen nutricional de los niños; sobre todo, en los menores de cinco años. Sin embargo, los principales son: todo el complejo B (B1, B2, B3, B6, B9 y B12), la vitamina A, vitamina C, vitamina D y los minerales, tales como el hierro, el calcio y el zinc.

Podemos contrarrestar el déficit de micronutrientes en los niños con alimentos ricos en:

• Importante para el sistema inmunológico y el desarrollo intelectual. Se encuentra en: la sangrecita de pollo, carne de res, vísceras, el pollo, pescado, huevo y las menestras (acompañadas de un alimento con vitamina C o un cítrico, como la naranjada, limonada o ensalada de verduras con limón).
• Clave para el crecimiento de la masa ósea. Principalmente, podemos encontrarlo en los alimentos lácteos y sus derivados (leche, queso y yogurt), vegetales, como el brócoli y la espinaca, el huevo, las almendras y en algunos alimentos fortificados con calcio.
• Vitamina A: Interviene en la producción de glóbulos rojos y en la función del sistema inmunológico, además de prevenir la ceguera nocturna. La consumimos en: la zanahoria, brócoli, espinaca, papaya, melón, los lácteos, el huevo y el hígado de res.
• Zinc: Esencial para el desarrollo y la cicatrización de heridas. Este mineral se encuentra en los alimentos de origen animal (carnes rojas, las aves, lácteos y cereales).
• Vitamina D: Ayuda a fijar el calcio. La principal fuente de esta vitamina es la luz solar, pero también podemos obtenerla en los pescados (trucha, salmón, atún y la caballa), hígado de res, la yema del huevo y el queso.

 Nuestra especialista recomienda:

• Priorizar los alimentos naturales, en lugar de alimentos ultraprocesados de rápida preparación o que estén listos para el consumo. Muchas veces, los padres para contrarrestar el déficit optan por suplementos en jarabes y pastillas. Sin embargo, con el consumo de alimentos naturales que propician una alimentación balanceada es suficiente para prevenir posibles carencias.
• Revisar la información nutricional de los productos que indican estar fortificados en hierro o calcio, ya que sí podrían tener ciertos minerales o vitaminas; no obstante, poseen otros aditivos alimentarios que pueden desencadenar una malnutrición, en especial, un exceso de peso.
• Nuestro Servicio de Nutrición de nuestra clínica los espera, para brindar asesoría a los padres respecto a qué tipo de alimentos requiere cada niño y en qué cantidades, para así lograr una nutrición saludable.

Lic. Karen Velásquez
Nutricionista de la Clínica Ricardo Palma