Todos sabemos la importancia de que los niños coman verduras para que crezcan fuertes y sanos, pues son esenciales para su desarrollo, así como para prevenir una serie de enfermedades. “Cuando usted enseña a su hijo a comer verduras está cuidando su salud y lo está ayudando a adquirir un hábito saludable para toda su vida. El Servicio de Nutrición de la Clínica Ricardo Palma los espera para brindarles asesoría nutricional personalizada”, refiere María Teresa Zumarán, nutricionista de nuestra clínica.

¿Por qué es importante que los niños coman verduras?

• Es importante porque son ricas en fibra y esto ayuda a evitar el estreñimiento, niveles de colesterol y glucosa altos, así como el sobrepeso u obesidad.
• Las verduras son ricas en vitaminas, minerales y antioxidantes; por ende, nos protegen contra enfermedades degenerativas, cardiovasculares y el cáncer.

¿Se debe obligar a un niño a comer verduras?

No. Los padres o cuidadores deben ser el ejemplo, y enseñar a los niños a comer las verduras sin obligarles, con mucho respeto, cariño y paciencia.

Recomendaciones para que tus hijos aprendan a comer verduras desde pequeños:

• Los niños aprenden por imitación, ensénales con el ejemplo, explicándoles todos los beneficios que obtendrán al incluir verduras en su alimentación diaria.
• Siempre debe haber en casa un plato de ensalada de diferentes colores, tanto en el almuerzo como en la cena. Guarda en tu refrigerador, un recipiente transparente de verduras lavadas y cortadas para que tus hijos puedan comerlas cuando gusten.
• Alienta a tus hijos a participar en las compras. Cuando vayan al mercado, empieza por el área de verduras y juntos escojan las que más les gusten.
• Pueden tener su propia huerta o macetas en casa, donde cultiven alguna verdura o hierba aromática y luego preparen juntos una receta. Así no solo pasarán momentos agradables, sino que también verán como algo natural el incluir verduras en su dieta diaria. Trata de presentar el plato en forma creativa y divertida.
• Incluye verduras en el desayuno en forma de panqueques (espinaca, zanahoria, betarraga, etc.), avena (zapallo loche o zanahoria rallada), huevos revueltos (espinaca, tomate, acelga, pimiento, lechuga, brócoli, entre otras).

María Teresa Zumarán
Nutricionista de la Clínica Ricardo Palma